Las charlas de motivación o inspiración se han convertido en una de las áreas de mayor demanda de la “industria del liderazgo”. Su utilidad está en entredicho.
Las charlas de motivación o inspiración se han convertido en una de las áreas de mayor demanda de la “industria del liderazgo”. Su utilidad está en entredicho.
Si diriges un equipo, te encontrarás con que frecuentemente tus compañeros no solo te pregunten lo que tienen qué hacer, sino porqué tienen que hacerlo. Ser capaz de responder a esta pregunta con convicción es persuadir.
El trabajo de un líder consiste en establecer la dirección de su organización, alinear a las personas que la componen y motivarlas e inspirarlas para que se responsabilicen de crear un futuro mejor para la misma. De su capacidad de comunicación dependerá que lo consiga o no.
La persuasión es el eje central de los negocios. Antes de lanzar un producto, o un servicio al mercado, alguien tiene que convencer a la alta dirección de que convencerá a un número suficiente de personas, tanto de consumidores, como de inversores. Es un bucle de influencia continua. Y sin embargo, son muy pocos los ejecutivos con capacidad para comunicar con convicción, y no digamos ya para inspirar.
Según se van instituyendo, las estrategias basadas en el análisis de grandes volúmenes de información de diversas fuentes y a gran velocidad, se están convirtiendo en una fuente de ventaja competitiva cada vez más poderosa.