La omnicanalidad no es una opción, es una obligación. El cliente debe tener la tranquilidad de que será atendido cuando lo necesite sin restricciones horarias ni geográficas. Si tu marca no lo hace así, no es omnicanal. Punto.
La omnicanalidad no es una opción, es una obligación. El cliente debe tener la tranquilidad de que será atendido cuando lo necesite sin restricciones horarias ni geográficas. Si tu marca no lo hace así, no es omnicanal. Punto.
Puede parecer de Perogrullo, pero en muchas ocasiones, son demasiadas las empresas que no aciertan en decidir quiénes son sus clientes principales.
Cuando un vendedor quiere atraer a los consumidores a comprar un determinado producto, es muy habitual que se decante por ofrecer mayor cantidad a menor precio. Pero no todos los clientes van buscando descuentos. A veces, pueden resultar caros, e incluso pasar desapercibidos.
El auge de los medios sociales ha generado innumerables oportunidades para mejorar las relaciones de las marcas con sus clientes y su targeting. También ha abierto la puerta a nuevos problemas.
Una marca global está sometida a la fuerte presión que supone satisfacer -mejor que la competencia- las necesidades locales de sus clientes en las distintas geografías en las que opera y conseguir integrar eficientemente sus actividades a nivel internacional.
¿Por qué las personas se preocupan por el país de origen de una marca? ¿Por qué las imágenes y percepciones de los países son tan distintas? ¿De qué manera afecta el país de origen a las decisiones de consumo?
En el gran teatro del mundo actual una marca país puede ser un activo, o una carga.
Hoy, la construcción de identidades nacionales para competir no solo en poder e influencia, sino, sobre todo en exportaciones de bienes y servicios, turismo, e inversión extranjera, constituye una carrera de fondo en la que de nada sirve proyectar una imagen ideal, si esta no se corresponde con la realidad.