Technology is not Destiny. We shape our Destiny.
Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee. Autores de “La Segunda Era de las Máquinas”.
Technology is not Destiny. We shape our Destiny.
Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee. Autores de “La Segunda Era de las Máquinas”.
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De afirmar que una marca está enfocada al cliente, a que este la perciba, la sienta y la valore como tal, media un abismo. Tan solo aquellas marcas capaces de facilitar y mejorar la vida de sus clientes a través de soluciones experienciales, estarán en condiciones de que nos las creamos, las prefiramos, y las recomendemos.
La sabiduría convencional sugiere que empatizar ayuda a los mánagers a separar sus preferencias de consumo personal de las de sus clientes, evitando así reveses comerciales fruto del egocentrismo. Un nuevo estudio demuestra justamente lo contrario.
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Concebir la mente como un mecanismo modular es una manera sencilla y práctica para analizar las estructuras y los procesos mediante los que las personas interactúan con las marcas.
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Las experiencias definen nuestra relación con las marcas. Tanto es así que la gestión de la experiencia de cliente se está convirtiendo en una de las funciones más críticas para un creciente número de organizaciones en las que diferenciarse de sus competidores de manera relevante, sostenible y rentable resulta cada vez más complejo.