Dado que los seres humanos somos proclives a escuchar y contar historias, no es extraño que en las estructuras narrativas que mejor funcionan para involucrar a las personas, abunden las metáforas. Tener una historia, conocerla y comunicarla con encanto, son condiciones esenciales para el éxito de una marca. El problema surge cuando se piensa que el storytelling es patrimonio exclusivo del marketing y la publicidad.