Escuchar, conectar, comunicar
Escrito por: Jorge González
Imagínate que has preparado minuciosamente una ponencia. Conoces a la perfección el tema, has ensayado varias veces, e incluso has trabajado tu lenguaje corporal. Una vez en escena, sin embargo, percibes que tu audiencia no siente el menor entusiasmo por lo que les estás contando. ¿Qué ha fallado?
Lo más probable, es que por muy bien que te sepas tu discurso, y por muchas veces que hayas ensayado tus gestos, tu público sienta que estás fingiendo. ¿El motivo? Lo que sucede es que cuando ensayamos elementos aislados del lenguaje corporal, al ponerlos en escena, estos aparecen ligeramente después de las palabras a las que acompañan. Aunque el desfase es mínimo, el público advierte que algo no encaja. En las conversaciones cotidianas, el lenguaje corporal se revela antes que las palabras.
El destacado experto en comunicación Nick Morgan, sugiere que en lugar de ensayar tu lenguaje corporal deliberadamente, te concentres en cuatro puntos: mantente abierto a tu audiencia, conecta con ella, demuestra pasión por lo que estás diciendo y nunca dejes de escuchar.
Al ensayar de este modo, conseguirás expresar tus ideas de manera natural y tus gestos acompañarán a tus palabras en el escenario, aportándote la credibilidad que necesitas para legitimar tu discurso, e incluso convencer a tu audiencia.
Vamos a verlos uno a uno.
Mantente abierto a tu audiencia
Para mejorar tu grado de apertura respecto a tu audiencia, un método que ofrece muy buenos resultados es el de imaginar cómo sería presentar tu ponencia ante alguien con quien te sintieras completamente seguro. Ya sea un amigo/a, tu novia/o, tu mujer/marido o tus hijos, si los tienes. Presta atención a todo lo que sientes. Este es el estado emocional en el que quieres estar cuando te toque hablar.
Este estado facilita tu expresividad y la fluidez de tu lenguaje corporal. La cadencia de tus palabras, tus sonrisas, tus gestos y tu presencia transmitirán confianza y autenticidad.
Conecta con tu audiencia
A medida que vayas practicando tu charla, piensa en cómo seducir a tu público. Imagínate que estás delante de un niño pequeño al que conoces bien, pero que no te está haciendo ni caso. Tu objetivo es captar y mantener su atención. Y sabes que no vale cualquier cosa.
En situaciones como esta, no hay estrategias que valgan. Simplemente intentarás hacer lo que consideres natural y apropiado. Cosas como aumentar el volumen, o la intensidad de tu voz, acercarte… De manera que sobre las tablas, estos comportamientos sucederán naturalmente y en el momento preciso.
Demuestra pasión por lo que estás contando
Mientras que ensayas, pregúntate qué aspectos del tema que estás tratando te apasionan más: ¿Qué está en juego? ¿Qué resultados pretendes que produzca tu presentación? En lugar de centrarte en lo que quieres decir, céntrate en el propósito de la charla. ¿Por qué vas a hablar del tema del que vas a hablar? ¿Qué te hace sentir? Da permiso a tus emociones para que arropen a tus palabras durante el ensayo. Así, en el momento de la verdad, tu discurso estará impregnado de pasión y resultará más humano, atractivo y convincente.
Nunca dejes de escuchar a tu audiencia
La mejor manera de escuchar a alguien es poniéndote en su lugar. ¿Qué crees que pueden sentir al comienzo de tu discurso? ¿Entusiasmo por el futuro? ¿Preocupación por posibles malas noticias? Según vayas practicando, imagina a tu audiencia muy de cerca, en busca de señales que puedan darte pistas sobre cómo están recibiendo tu discurso.
De este modo, durante tu conferencia, estarás mucho más preparado para identificar las emociones que tus oyentes te están enviando a través de sus gestos y su lenguaje corporal. Y estarás en condiciones de reaccionar en consecuencia, ya sea acelerando, o ralentizando tu ritmo, modificando tu vocabulario, lanzando una pregunta improvisada, o, llegado el caso cambiando el orden, o incluso eliminando partes de la presentación.
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Qué duda cabe que todo esto es mucho más fácil escribirlo que hacerlo, pero con el entrenamiento y el apoyo profesional adecuado, todos podemos brillar en nuestras presentaciones. Es una cuestión de motivación, constancia y mucha, mucha preparación.