Segunda parte del post sobre las maneras más habituales de entender y estudiar el lujo.
Segunda parte del post sobre las maneras más habituales de entender y estudiar el lujo.
¿Cómo es posible que –aparentemente- la alta penetración de las grandes marcas de lujo no menoscabe su prestigio? Para comprender esta contradicción, Kapferer, propone distinguir claramente entre las nociones de lujo, mi lujo, el sector del lujo y el modelo de negocio del lujo.
La propuesta de valor de la marca Ritz-Carlton es ofrecer a sus clientes el mejor servicio y las mejores instalaciones. Hospedarse en cualquiera de sus hoteles es una experiencia de lujo inolvidable que se distingue por el trato personalizado que recibe cada cliente.
Representa el 29% del total de ventas de la industria del lujo. Dos terceras partes de sus compras, las realiza fuera de China; un quinto de estas en Europa. Para marcas como Gucci, Rolex, Louis Vuitton, o Tiffany, el chino, está convirtiéndose rápidamente en su cliente más apreciado.
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¿Cómo es de diferente el marketing de los productos de lujo, del marketing de los productos de consumo?
El branding empieza y termina con el cliente. La relación que establece un cliente con una marca, es un vínculo que se origina con un proceso psicológico en la mente del cliente y se manifiesta durante sus compras.
El número de personas que consumen productos y servicios categorizados como de lujo, se ha triplicado en las últimas dos décadas. De 90 millones de consumidores estimados en 1995, se ha llegado hasta los 330 millones a finales de 2013. Se espera que cada año se incorporen 10 millones de nuevos clientes. La carrera de las marcas por hacerse con ellos es cada vez más intensa.