La algoritmización progresiva de las actividades cotidianas otorga a un puñado de empresas un poder sin precedentes sobre (casi) todo lo que hacemos.
¿En qué circunstancias debemos permitir que un algoritmo decida por nosotros?
La algoritmización progresiva de las actividades cotidianas otorga a un puñado de empresas un poder sin precedentes sobre (casi) todo lo que hacemos.
¿En qué circunstancias debemos permitir que un algoritmo decida por nosotros?